martes, 1 de noviembre de 2011

EL MONASTERIO COPTO

Esto es demasié. Los graciosos del cambio de hora no hacen más que acrecentar nuestro descontento. Aunque la verdad es que pasamos olímpicamente del cambio horario y dejamos el reloj de la casita de piedra siempre perenne en su marcaje temporal, no deja de ser un coñazo que a las seis de la tarde ya no se vea nada. Así es que la verdad, parece que estemos en un monasterio copto en plena Tebaida.

Desde luego, entrenamiento para ir en busca de manuscritos esenios, no nos falta: para nosotros, eso de las bibliotecas en eremitorios del desierto es pan comido. Suerte que tengo a mi amigo Terenci Moix,- que sus dioses tengan acogido en su(s) seno(s)-, que me hace reir con sus ocurrencias en El sueño de Alejandría.

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