-se coge un envase que servirá de medida: una taza, por ejemplo.
-se llena la taza de almendras peladas.
-la misma taza, se llena de agua; y otra vez, se llena de azúcar.
Almendras, azúcar y agua se ponen juntas en una sartén a fuego vivo. Con una cuchara de madera se remueve constantemente, hasta que el agua se evapora. A continuación se baja el fuego al mínimo, y se sigue removiendo, hasta que las almendras empiezan a hacer sonido como si estallaran: es la señal de que están ya hechas. En este punto, el azúcar se ha adherido a las almendras, y quedan todas de color rosa.
Están más buenas frías que recien hechas. Pero la tentación...es difícil de vencer.
Especial cuidado en no hacer almendras amargas; nosotros hemos tenido alguna sorpresa en las de este platito.
2 comentarios:
Yo además las mezclo con pipas de girasol, de calabaza, mijo y sésamo. Total. Por cierto tengo bastante manzana reineta. Sé que aguanta mucho pero ¿tú sabres cómo puedo conservarla o hacer algún postre o compota.?
Sé que estas cosas se encuentran en la red pero prefiero las recetas de una mano de confianza. Salud.
Dios mio, a buena hora veo yo este comentario...Seis años después...pero nunca es tarde si la dicha es buena. Compota es fácil y sale muy rica: cortas las manzanas a trozos sin piel y las mezclas con el mismo peso en azúcar. Pones esto a cocer hasta que se ponga de un color ambarino y listo.
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