Una de las técnicas que usamos para que Baby la cerdita vaya perdiendo el miedo que tiene a los humanos es sentarnos un ratito dentro del corral. El primer día fue una sacramental; qué sonidos hacía, temerosos...pero ya hoy la cosa no está tan tensa. Baby se da cuenta de que somos buenos, y que no miramos sus patas traseras pensando en las cinco JJJJJ.Las que sí que me miran rarillo son las cabras, que deben pensar: pero esto qué es...invasión de campo...primero una cerdita, y luego otra...
-Oye Xènius, guapo, corrije eso...
-¿No se ajusta a verdad, mamoncia?
-Bueno...déjalo, anda...
2 comentarios:
Una cerdita con un corazón de oro. Que se sepa.
Benditos tus ojos que lo ven, guapetón.
Publicar un comentario