domingo, 6 de marzo de 2011

FARINETAS

Hoy se me ha ocurrido hacer farinetes. Así llamaba mi abuela María a una sopa hecha con harina de maíz, de panizo, como ella lo llamaba. Lo que pasa es que...bueno, la primera vez siempre es poco satisfactorio. Resulta que nuestro molinillo manual de café sólo nos permite obtener una harina granulada, no excesivamente fina, y ya he visto al espolvorearla sobre el agua hirviendo que la cosa no iba por buen camino. Mi marido me ha sugerido sabiamente añadir un poco de harina de arroz, pero yo he decidido mantener la esencia de la receta, y hacer las farinetes de maíz sólo. Esta comida en mi familia traía recuerdos de postguerra y pobreza, por eso no la hacían nunca en casa.
Aunque he intentado que espesara a base de menear con la cuchara de madera, no lo he conseguido, de manera que he intentado arreglar el desaguisado añadiendo tres (exactamente tres, y ya me he pasado...) bolitas de pimienta de Cochín de Joa molidas, y una vez servido en el plato, un generoso chorreón de aceite de La Sisquella; el toque exótico de la especia y el inigualable aporte del aceite de la tierra ha transformado un plato nefasto en un manjar digno de un restaurante tipo El Trulli. Bueno, a mí me ha gustado...a mi pobre maridín, que ponía cara de poker, creo que le ha sabido a poco...

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