jueves, 17 de marzo de 2011

APOCALIPSIS, ¿POR QUÉ NO?

Esta frase puede resultar provocadora: pero voy a argumentar el por qué me parece oportuna.
Mucho se está hablando estos días del Apocalipsis; pero seguro que muchos de vosotros no habéis leído el último libro de la Biblia. Supongo que la mayoría de la gente tiene alguna referencia de oídas: la bestia y su número, el 666; el fin del mundo; muerte y destrucción; el Juicio Final...pero ¿alguien ha leído cómo acaba? Es un canto a la esperanza.
El final, amigos, empieza con el capítulo 21, versículo 1: Ví un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido, y el mar no existía ya.
Y en el capítulo 22, versículo 1: Y me mostró un río de agua viva, clara como el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. Y sigue hablando de un árbol de vida que dará frutos y hojas saludables para las naciones.
Pues qué queréis que os diga...tal vez ha llegado ya el tiempo de que podamos ver todo esto. Porque a este paso, no van a dejar títere con cabeza. Palabras de ayer de un ingeniero nuclear: el que hoy en dia tiene miedo de la energía nuclear es tonto. Por supuesto, se conforman con que la nube radiactiva de la nuclear japonesa se vaya hacia el mar, empujada por el viento; pero qué se creen, ¿que se diluye en la nada? Caerá con la lluvia sobre algún lugar, sobre el plancton, que luego se comerán las ballenas, los delfines (¿qué les pasa, a los delfines, que se suicidan en las costas? *Coma bacalao de Jululandia: lo reconocerá porque tiene tres ojos...). Los demás seres vivos no importan: sólo los humanos. ¡Venga ya, hombre, a la porra!

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