Las bayas de cardamomo estaban arrugadillas. ¡No me extraña, largo viaje desde la India! Así que he puesto algunas en agua, para ver si se hidratan. Y sí, a las pocas horas, se han hinchado. Ahora las voy a plantar. En mi mano veis a la izquierda, las semillas tipo momia, y a la derecha después de un baño relajante. Digo lo mismo que para el jengibre: a ver si veo cómo son estas criaturas en su estado de vegetal desarrollado, y hablamos de sus propiedades.
Tengo la habitación de la casita de madera que ya no cabemos dentro: patatas a un lado y otro de la cama, los semilleros sobre el mueble y sobre ¡la cama! y ahora las macetas de especias, que como el tiempo anda revuelto, prefiero entrarlas en casa a arriesgarme y dejarlas fuera; que cuando me olvido de alguna planta en el exterior y hace mala noche, se ve que me llama y me despierto a las 3 de la madrugada de golpe, ¡la maceta! y mi pobre marido se despierta con el susto, y claro, acaba siendo él que sale a buscarlas...no es un hombre, es un santo varón...
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