sábado, 12 de marzo de 2011

SENTIR MIEDO

Ayer por la noche ví imágenes del terremoto de Japón. Las del maremoto y la destrucción impresionaban: es la naturaleza desbocada.
Luego apareció la imagen de la central nuclear. Era una transmisión de Sky News, y debajo de la imagen iban apareciendo rótulos: el reactor nuclear está soportando una presión tres veces mayor de la normal; se han detectado partículas radiactivas en el entorno de la central. Punzada en el pecho.
Apagamos la televisión. Nos metemos en la cama y apagamos la luz del grupo electrógeno y finalmente la vela. Mi marido se duerme al instante. Fuera, la lluvia cae con furia, y un viento de levante sacude la casita de madera. Los animales duermen confiados. Pongo la radio.
Ha habido una explosión en la central nuclear; amplían la zona de evacuación. Punzada en el pecho. Apago la radio. Todo el mundo duerme.
Tengo miedo. Robin, cálmate. Si tienes que salir corriendo a urgencias, con la que está cayendo lo más probable es que tengáis algún susto en el camino. Cálmate. No es nada...son nervios. Tómate uno de esos valiums que tienes en el botiquín, para cuando te pasa esto...no, no quiero. Debo superarlo. Es irracional...
El sistema de refrigeración del reactor no funciona. El núcleo se recalienta, y el uranio alcanza miles de grados: se acerca al punto sin retorno en el cual se fundirá, y estallará, rompiendo su coraza de hormigón y acero, escapando, libre al fin, de donde los humanos han querido confinarlo. Y volará, impulsado por el viento, extendiéndose aquí y allá, con su energía radiactiva emanando, invisible, ondas de muerte.
Miedo. Un miedo visceral, que nace en la boca del estómago y se extiende dolorosamente por las extremidades. Cálmate, Robin. Nunca pasa nada...no estallará, no habrá radiación. Las autoridades aconsejan calma, todo está bajo control.
Busco desesperadamente una emisora diferente: Los templarios. Misterios, historia, tesoros...ahhhh, nada nuevo, todo ya oído cien veces. Pero mis queridos templarios, caballeros cruzados, vuelven una vez más a mi rescate. Me apoyo en la radio, oyendo, diluyéndome en una duermevela inquieta...ellos me protegerán.
Las dos de la madrugada. Sola, con mi miedo.

No hay comentarios: