
Estuvimos hablando con una persona muy agradable, que en breves momentos me informó de lo siguiente:
-que los almendros no se vuelven amargos al varearlos.
-nos hizo una aproximación al clima de la zona. Con datos estadísticos que guarda perfectamente en su memoria.
-que no hay que ponerse nerviosita, como yo, cuando los romeros se vuelven amarillos: no significa el fin del mundo, como yo predico, que no se secan, que esto ha pasado toda la vida, y que a la primera lluvia que merezca tal nombre, volverán a su ser.
Vamos, que soy una agonías...
Y yo nada, impertérrita frente al vino, que no repito yo lo de ver dos lunas a la vez, que eso sólo pasa en Marte con Phobos y Deimos, sus dos satélites. Que luna sólo hay una...no dos, como veía yo desde la Sisquella.

¿Y están las dos en la misma fase?-intentaba averiguar yo, pobre de mi...
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