En una finca del entorno, siguiendo un caminillo abandonado, hemos llegado a lo que en tiempos fue un bancal de árboles frutales. Y en medio de una maraña de zarzas y olivos descuidados, hemos encontrado este formidable pozo. Tiene su noria, su sistema de engranajes para hacerla girar y subir el agua...una maravilla. Y lo mejor de todo: tiene agua. Mi marido se ha puesto contentísimo ante tal descubrimiento: ¡agua en el subsuelo! Aunque acto seguido ha sufrido un pequeño pinzamiento en la zona lumbar que ha producido una retracción de los testículos (hablando claro, se ha quedado acollonido), al darse cuenta de que agua, haberla, haila, pero... a unos 1o metros de profundidad...Y con ayudantes como los que tenemos nosotros, lo veo algo difícil...de vuelta a los trabajos de perforación de nuestro pozo, se apuntan a echar una mano Peque, Cástor y Póllux, pero...el primero se dedica a revolcarse en la tierra que vamos sacando, y los otros dos perlas se divierten mucho tirando dentro otra vez la tierra del montón. Cría hijos, que te sacarán los ojos...
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