Para la vida campestre va muy bien disponer de pequeños aparatos que pueden ayudarnos a llevar un control de ciertos parámetros. Por ejemplo, nosotros, de nuestra
vida anterior, cuando trabajábamos de jardineros, tenemos esta pequeña estación meteorológica con sensor para temperatura externa que nos iba muy bien. Esto nos permitía hacer estadísticas, y registros de temperatura y humedad, programar una alerta de heladas...en fin, un pequeño seguimiento climático. Pues bien, nuestra querida estación se ha vuelto un poco loca, y como véis en el tercer cuadro, pronostica lluvia.
Definitivamente...el pronóstico no se ha cumplido, pues los datos corresponden al día 11 de septiembre...y estamos a 13 y luce un sol espectacular, como siempre.
En fin, las instrucciones ya advertían de un porcentaje de error en los pronósticos...
3 comentarios:
Mejor los higrometros de cabello, la cagan igual pero son más autosuficientes.
Este año vamos 15 dias retrasados mínimo. Con lo que no pronostíco, a ojo, lluvia hasta finales de septiembre -principios de octubre.... lo mas pronto.
Año seco, seco, seco, de cojones. Eso si, un vino.....
Sal-ladino.
Este aparatito es una herencia de nuestros tiempos de poderío, así que pobrete...que siga cumpliendo su función. Total, las pilas son recargables y las pongo en carga en la casa de Mateu Escolà mientras asisto al cursillo...tengo para la radio también; hay que sacar agua de las piedras, Sal-ladino...
Tu pronóstico sobre el tiempo que falta para que llueva aún me hunde más en una especie de extraña melancolia que me está atacando desde ayer.
Y esta tarde he recibido noticia de una uva de Ascó, pequeña como perlas, que tiene 17 grados.
Eso sí, yo después de la kurda que pillé el sábado, he hecho votos de no beber más vino. Fue horroroso.
Por cierto, Saladino se cargó a los templarios en Tierra Santa...mater dei memento mei¡¡¡¡
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