MUJERES, ANEMIA Y AUTOSUFICIENCIA

A las mujeres que nos dedicamos a la vida autosuficiente nos pueden pasar algunas cosas dignas de consignar. Por ejemplo, en el tema de salud, voy a hacer referencia a lo que me ha pasado estos últimos días.
El viernes pasado sentí una debilidad infernal. Dolores en las piernas, en las cervicales, apatía...
Lo primero en estos casos es analizarnos a nosotros mismos y averiguar qué puede pasarnos. En mi caso, pienso que el problema viene de la alimentación. Veréis.
Cada vez limito más mi ingesta de alimentos. No tengo tanta hambre como antes. Y por la noche, ceno poquísimo. Si como algo fuera de lo normal, luego tengo reflujo gastroesofágico. Si a esto añadimos que casi toda mi alimentación proviene de vegetales, es muy posible que me falte hierro. Porque este cansancio del viernes fue seguido, el sábado de madrugada, por la aparición de mi querida menstruación.
El aporte de hierro a partir de vegetales no es tan efectivo como el que proviene de los alimentos de origen animal. Nuestro organismo asimila mucho mejor el hierro que viene de la carne, los huevos, el hígado...y aunque comamos muchas espinacas, casi todo el hierro que contienen se eliminan por heces. Así pues, es casi seguro que estoy un pelín anémica. ¿Suplementos dietéticos? Seguramente necesarios, si no fuera porque parece que los botecillos contienen pepitas de oro, tal es el precio que piden por ellos.
¿Una analítica? Debiera. Pero no es necesario. Porque si los niveles de hierro salen normales, no hay problema. Y si salen bajos, ya sabemos el remedio: comer carne roja, huevos, hígado.
Ahorraremos a la Seguridad Social semejante gasto sanitario, que pudiera hundir sus arcas y las del resto del orbe en un pozo sin fondo...