
La observación de los cielos me trae a la memoria a los caballos de Ben-Hur. Veréis: hay películas que dentro tienen una secuencia que por sí misma es una pequeña película, podría ser independiente de la película madre: tal pasa con la escena de la ducha de Psicosis, o con la carrera de cuádrigas de Ben-Hur. Es magnífica la escena, tanto cinematográficamente como por los valores que muestra: puede conseguirse la victoria sin abusar de quien debe conducirnos a ella: Ben-Hur no usa fusta, ni látigo: los cuatro caballos corren porque quieren hacerle ganar, porque le quieren a él.
Tan deliciosas criaturas, blancas las cuatro, tienen nombre de estrellas: Aldebarán, Altair, Rigel y Antares. Su dueño es un jeque árabe que las quiere con locura. Una de las mejores escenas de la película es cuando el jeque levanta una cortina de su tienda, y aparecen los cuatro caballos, espléndidos, y el jeque explica sus nombres y sus características. Excelente apología del amor y de las fuerzas unidas armónicamente para conseguir un fin.
Es por esto que yo querría ser un jeque árabe, o en su defecto, tener dinero: no por el hecho de poseer, sino porque ayudaría a tipos como Judá Ben-Hur, que los tenía bien puestos, y además, tendría a mis preciosos niños equinos y a todo bicho viviente conmigo, a cuerpo de rey. En fin...
1 comentario:
QUE HERMOSA PELÍCULA Y QUE HERMOSOS CABALLOS, ESTA PELÍCULA ES LA FAVORITA DE MI ESPOSO.
FELICIDADES POR TODOS ESTOS DATOS QUE NOS PROPOR_
CIONAN. GRACIAS QUE DIOS LOS BENDIGA
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