Como no podía ser de otra manera, las herramientas que hemos usado para recoger las olivas y que nos habían dejado...pues las hemos ido a devolver esta mañana, y nos han dicho que ya nos las podemos quedar. La gentileza viene de los antiguos propietarios de la finca, que nos han dado las redes o borrasses (en verde), y del señor Angel Ferreret, que nos ha dado los sacos, los peines o rasclets (aunque yo las llamo mano-manitas) y las pinzas para sujetar las redes. Cuando vayamos otra vez a la casa abandonada, cogeré unos dedales de piel que vi colgados en un clavo de la pared, y que entonces no sabía para qué servían: ahora sé que es para ponértelo en los dedos índices, y evitar así que se produzcan callos y rozaduras al usar nuestras manos como peines. Mi marido ha preferido usar los peines, pero yo me siento más cómoda usando mis dedos, aunque quedan algo chungos después de rascar tanta rama; así aquellos viejos dedales de la casa abandonada, el año que viene volverán a tener utilidad.
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