En el mundo de la alta gastronomía hace ya un tiempo se pusieron de moda las mini-hortalizas: mini-habitas, mini-zanahoritas, mini-cebollitas, mini-berengenitas, mini-calabacines (con la flor y todo recien abierta), mini-pimientitos...que es la forma que tienen los pijos de comer verduritas, que de otra manera queda como horterita, y así queda muy fashion. Eso y no sea que las de tamaño real estén un poco duritas, y se les salten las fundas de blanqueamiento dental, que cuestan un pastón. Así que con las heladas siberianas, esta mañana he ido a ver el huerto de arriba, donde están los calçots...están más parados que el caballo de un retratista. Por lo tanto, vamos a potenciar los mini-calçotitos de la Sisquella, tocaditos por el hielo, que están más amorosidos, y no cuesta masticarlos...a 2.000 euros el kilo. Ojo, no es broma, es el precio al cual se vende cierta variedad de judía llamada del ganxet, cultivada ecológicamente por un ex-miembro de un grupo musical en cierta comarca catalana, y que por supuesto, las vende a ciertos restaurantes de gran renombre...
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