¡Menos mal! Ya la cosa se calma, y hoy, ya sin cuerda, hemos reunido la familia cabruna: llegó la paz...Bueno, a veces, como Morita tiene aún un poco de pérdida, Peque se pone en modo berraco, pero con la voz se puede parar. La que hace honor a su nombre y está como una cabra es Onga: yo no sé cómo puede correr y saltar tanto. Peque cuando nació se pasaba el día durmiendo y como un muermo, hasta que se hizo más mayor; pero ésta es pura dinamita, salta por los márgenes y corre persiguiendo las gallinas, se mete en el bosque...yo siempre he visto que las crias siguen a sus madres, pero la pobre Morita no para de ir corriendo detrás de su hija. Pega unos brincos increíbles, pero eso sí, cada dos minutos, ¡aaaaalto! a mamar, cinco chupaditas, y a seguir jugando. Pasa del frío y de los perros...es una guerrerilla.
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