Hoy más que nunca se oye a la gente decir la siguiente frase: CARPE DIEM...vive al día. Esto está muy bien, parece una manera refrescante de entender el mundo...pero la frase en latín está incompleta.
En verdad, debemos vivir con alegría. Pensemos un momento: antes de nacer, nada sabíamos del mundo. Se nos aparece un abismo vacío, sin nada que recordemos, sin conciencia de nuestra existencia. Son miles de millones de años desde que se originó el Universo...hasta llegar al nacimiento de cada uno de nosotros.
Pensemos en cuando dejemos de existir: aparte de creencias sobre reencarnaciones, cielo, infierno, shambala, Asgard...la verdad, nada sabemos de lo que hay una vez morimos. Se vuelve a abrir un espacio-tiempo sin conciencia, un abismo de miles de millones de años sin nosotros, sin mí, sin tí...
Somos un momento único del Universo, la unión de la materia consciente de sí misma en cada uno de nosotros, cada individuo único, irrepetible, y por lo tanto, de un valor incalculable a escala cósmica. Una consciencia individual del todo, la consciencia del Cosmos encarnado. Somos como una de esas chispas que nacen cuando con el azadón das en una piedra al labrar el huerto: un milisegundo de consciencia en un mar de tiempo infinito...
Por lo tanto, cada uno de nosotros es una singularidad, y como tal, debe ser feliz simplemente por el hecho de existir aquí y ahora. Todo lo demás, todo lo que es externo a nosotros, debería desde luego importarnos, pero no tanto como para mediatizar nuestra vida; no deberíamos permitir que nos impusieran la concepción del mundo, que nos atraparan en las redes de la uniformización. ALEGRIA, ALEGRIA, ALEGRIA DE ESTAR VIVOS...
Porque amigos míos, a la frase latina le faltaba una parte...y completa, dice así:
CARPE DIEM, MEMENTO MORI (DISFRUTA EL DIA, RECUERDA QUE HAS DE MORIR).
Eres un momento único del Universo consciente: que no te den la brasa...
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