Como esta noche ha llovido, vamos a espera a que las olivas estén secas para recogerlas, no sea que se humedezcan en los sacos y les salga moho. Así que hemos decidido arreglar el muro de la entrada de la finca. Este muro fue sepultado por la excavadora que vino a aplanar el terreno para poner la casa de madera. Pues pala y carretilla.
De esta tarea vamos a obtener dos beneficios:
-volver a dejar a la vista el muro de piedra, que es bien bonito
-con la tierra que sacamos, arropamos la base de los olivos. Siempre me han dicho que a los olivos les encanta tener tierra en la base del tronco. Y es verdad, porque unos olivos que la máquina excavadora dejó bastante tapados de tierra, han dado unas olivas de tamaño doble que los demás. Así que vamos a continuar, que también hay que cortar más leña.
Y además...consigo que mi marido haga una cosa que, si le digo que es para arqueologías de las mías, no me hace ni caso...en la base de este muro, si cavas un poco, empiezan a salir cositas: trozos de cerámica, viejas piezas de metal... Juan y Leti en su finca han encontrado balas de la guerra civil. !Así que...nuevos hallazgos esta tarde¡
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