Esta noche, 6,2 grados bajo cero. Lo primero que hay que hacer en cuanto nos levantamos es comprobar que Onga está bien. ¡Pues claro! Su mamá le hace de almohadón calentito, y ya quiere salir a correr. Tendrá que esperar a que no haga tanto frío, porque ellos no tendrán, pero los humanoides nos quedamos garratibados. Las plantas del huerto se han resignado a crecer en la Antártida y, aunque se quedan un poco aplatanadas, en seguida, en cuanto les toca el sol, se recuperan. Ya les pueden echar lo que sea...
¡Ah! y noticia de última hora: las plantas del semillero empiezan a germinar: las primeras en asomar la cabecita son las que seleccioné aquí este verano como rosa de Huesca más precoz, lo cual nos indica que vamos por el buen camino respecto a los factores genéticos que queremos potenciar. Sale también una fila de tomates de colgar Patricius, que son de un huerto vecino. Nos los dió el señor Patricio (de ahí el nombrecillo que les he puesto), lo que confirma igualmente que las variedades que han llevado un año de adaptación a la zona, o más en caso de estos últimos, están respondiendo a lo que se espera de ellas, germinando más precozmente. Ayuda también el hecho de que la casita de madera ayer estaba a 30 grados de temperatura, con lo cual el limonero también está en plena floración. Nada mejor que una buena estufa de leña para mantener temperaturas tropicales.
1 comentario:
al final creareis un microclima jejeje
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