Primero hemos mirado si estaba el dueño: no, no había nadie. Y en medio de un rectángulo delimitado por un pastor eléctrico, ellos...los tomates de colgar. Ya casi secas las matas, pero aún con algún tomate del cual obtener las semillas...
Como siempre, nos acompañan nuestros perros. La pregunta es: ¿funciona el pastor eléctrico? La respuesta llega al momento: la petarda de Troya se ha acercado demasiado, y ha pegado un grito que aún resuena en el barranco; sí, el pastor eléctrico funciona. Está conectado para que los jabalís no se lo coman todo.
Envío pues al valiente capitán del comando (mi marido) a saltar los cables y recoger el tesoro que buscamos: unos ejemplares de los tomatitos. Aquí los tenéis.
Había también maiz, pero al no saber la variedad, no hemos cogido mazorcas, por si son monstruitos.
Seguiremos informando sobre operaciones de rescate genético. Cambio y corto.
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