Bien, aquí tenéis a las manzanitas que van a ser transformadas en sidrina. Descartado el ataque nocturno a la busca del manzano, más que nada por el peligro de caerse en una acequia y desgraciarse, esta mañana la patrulla Antitrans ha acudido a cara descubierta al huerto donde se encuentra el árbol, con la suerte de que estaba en él su dueño. Y como no podía ser de otra manera, la bonhomía de la gente del país es proverbial: podemos coger las que queramos. Así que vamos a empezar el proceso de fabricación troceando las manzanas y aplastándolas con un martillo que no sea metálico, (pues el metal transmite extrañas inquietudes a la manzana), hasta reducirlas a pulpa y extraer todo el jugo posible. La pulpa hay que prensarla todo lo que se pueda.
Luego hay que colocar el mosto obtenido en una cuba o recipiente de madera o de barro. En nuestro caso usaremos una olla antigua que tengo. Y se deja fermentar, no hace falta añadir levaduras ni nada complicado: durante unos días la levadura ambiental actuará sobre los azúcares de la manzana, y fermentará el mosto. Dentro de unos días veremos cómo continúa el proceso, pues hay que hacer una segunda fermentación añadiendo azúcar.
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