Como hoy hace tan buen día, mientras mi marido recogía las últimas olivas de la finca, yo he limpiado la casa de madera. En estas casitas de campo, hay que ser especialmente cuidadosos con la limpieza, porque todo se llena de tierra, de polvo y de bichitos. Así que ¡manos a la obra! Aprovecho para presentaros a los últimos componentes de la familia: la verdad es que, como no me gusta tener animales enjaulados, inconscientemente no os los había presentado aún: son una pareja de periquitos y una de canarios. Ambas fueron un regalo, y claro, no los podía rechazar. Consulté si era posible dejarlos en libertad, pero me dijeron que las posibilidades de sobrevivir de estos animalillos en nuestro medio son muy bajas; casi todos acaban muertos por hambre o presas de gatos. Así que lo mejor que podíamos hacer era buscarles un hogar amplio y lo más confortable posible, con lo que viven en esta pajarera con forma de casita, más grande que nuestro propio armario de la ropa. Ahora en invierno, están dentro de la casita de madera, pero estos días hermosos, los sacamos fuera, junto con nuestro segundo huésped, el limonero.
Para matener las jaulas de pájaros libres de ácaros, aparte de lavar la jaula con asiduidad y cambiar el agua cada día, tanto la del bebedero como la de la bañera, es bueno espolvorear el suelo de la jaula con menta seca en polvo. He aprovechado para tirar menta en polvo también sobre la alfombra de la casa, una vez bien barrida y aseada.
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