Evidentemente, en caso de hemorragias por heridas, tanto en animales como en personas, se impone acudir a un centro médico o veterinario con la mayor rapidez posible, si vemos que la herida es de consideración o la sangre no para de manar. Pero para pequeñas heridas, o si nos encontramos muy alejados de un núcleo de población, este remedio puede llegar a salvarnos la vida. Nos lo explicó Roser de la Palma, y ella lo probó en sus propias carnes, cuando de pequeña se hizo una herida en un pie y no podían cortarle la hemorragia de ninguna manera.
Consiste en hacer un corte en la corteza de un pino, o cortar una rama de tamaño mediano, para que brote la resina. Se recoge y se aplica sobre la herida. La resina detendrá el flujo de sangre, a la vez que sirve de antiséptico. Sirve también la resina de otras coníferas, como abetos, cedros...
Antiguamente, en tiempos pastoriles, en el Pirineo se podían ver rebaños de ovejas, vacas y cabras, con el boc, el gran macho de enorme cornamenta, manso, a la cabeza, y de sus cuernos colgando unos pequeños recipientes conteniendo resina de coníferas y de raíz de enebro, para sanar las heridas del ganado, y si se terciaba, también de los pastores.
En la foto, la resina que veis está solidificada, ya que es una antigua herida del pino. La resina nueva es transparente y puede cogerse bien.
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