miércoles, 18 de mayo de 2011

AMAPOLA, AMAPOLA


Esta es la verdadera amapola, la de los trigales verdes, la amapola-amapola. Papaver rhoeas. Con sus capsulitas llenas de semillitas con poder relajante, y que se usan para adornar panecillos en las tiendas de panes raros, y que si después de comerte un par, la policía te hace la prueba de opiáceos das positivo. En fin...
También tienen propiedades antitusígenas los petalillos rojos.
A punto he estado hoy de coger unas cuantas y hacerme una infusión. El domingo, jugando con Peque, sin querer, me dí un golpe en el brazo izquierdo. Por la noche sentía como un pinchacito, pero nada. Pero el lunes ya me era imposible levantar el brazo. Y la noche del lunes al martes...una tortura. Un dolor insoportable.
No tengo analgésicos en el botiquín. Y aunque los tuviera no los tomaría. Una vez, hace años, tomé una aspirina porque me dolía una muela del juicio y...al cabo de media hora, me hinché como el muñeco de Michelín. Alergia galopante. Una noche ingresada en el hospital, con intravenosos hasta en la córnea. Y si me tomo algo estando aquí de noche y me da algo...Esta noche también ha sido de sufrimiento. Ay Señor...

1 comentario:

Dorisalon dijo...

Me encantan las amapolas!!!.No sabía que la amapola común tuviera esas propiedades... deseo que te mejores y haz lo que tengas que hacer. Muaaa