Este caballito es un cabroncete. Resulta que nos dejamos el alma construyendo su refugio, y dice que nos metamos nosotros. Prefiere estar cerca de la casa, en concreto su lugar favorito es delante del horno. Parece muy simpático, ¿verdad? Pues esta mañana ya es la tercera vez en tres dias que mi marido se juega el físico, porque si se suelta o lo soltamos de la cuerda, tiene querencia a volver al pueblo, y toma el caminito a trote. Mi marido tiene que bajar campo a través e interceptarlo cerca del barranco.; ayer se hizo daño en la rodilla. Yo no oso montarlo aún, aunque su anterior dueño jura y perjura que sus nietos lo montaban cual a osito Mimosón; no lo creeré hasta que lo vean estos mis ojos. Esta mañana nos ha obsequidado con una cabriola tipo cavalino rampante de Ferrari cuando mi marido ha intentado montarlo. Ya falta menos para llegar a Bonanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario