Luego, me he metido yo solita en la casita de madera, con mi piececito en alto y mi rodilla relajadita, estirada en la cama. A oir la radio. Y bingo: sintonizo a la primera una entrevista en la SER a Francisco Mora: doctor en Neurociencias y catedrático de la Complutense de Madrid. Y...causalidad. Este hombre se ha pasado la vida estudiando a nivel ortodoxo el funcionamiento del cerebro humano en los estados de meditación y místicas orientales. Y conclusión: los occidentales deberíamos aprender a ver la vida bajo el prisma oriental; frase que se me ha quedado grabada: en Occidente, vemos un león y cogemos de inmediato un palo para pegarle y que se vaya: en Oriente, la persona se sienta delante del león, y hace que el león se vaya pensando que se va a ir. Toma ya...Algunos de sus libros: El sueño de la inmortalidad, El reloj de la sabiduría y Cómo funciona el cerebro. Y al loro, que es ciencia ortodoxa. La Complutense de Madrid, muchachos.
Pues esta tarde sigue mi jornada de reposo. Lo malo es que cuando me enfrío a nivel muscular, me quedo agarrotada; por eso procuro no parar de moverme y hacer cosas, porque sino, me sale todo el cansancio luego de golpe, y casi no puedo caminar. Es que, la verdad, son ya 47 tacos, y mucho caminado, y de cintura para abajo, excepto la zona noble, todo lo demás lo tengo hecho unos zorros. Las rodillas, los tendones de Aquiles...un poema, vamos. Es lo que tiene subir montes sin guía, que vas a tu bola y te lesionas. Todo tiene su técnica, especialmente el caminar por barrancas. Si hubiera conocido antes a los doctores...
Ah, y además, recomienda ferviertemente la música de Mozart, en especial el Concierto para clarinete. Ni idea de lo que debe esconder. A ver si averiguo algo...
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