Esta fotografía corresponde a una finca de olivos cercana a la nuestra. Este verano, para impedir el crecimiento de malas hierbas, el propietario aplicó un conocido herbicida al suelo.
Al cabo de los días, nos comentó que la mosca blanca estaba atacando unos olivos jóvenes que había plantado en la primavera.
Por la tarde fuimos a ver esos olivos. No había mosca blanca, o no la supimos ver; lo que comprobamos es que se había pasado con la dosis de herbicida, y se estaban muriendo los árboles. De hecho, se había pasado tanto, que no sólo se había muerto la hierba de los bancales, sino que, arrastrado por el agua de la lluvia, el matahierbas se había cargado toda la vegetación de la ladera de la finca, hasta llegar a un pequeño llano unos 25 metros más abajo.
Al día siguiente, vino con una cuba llena de sulfato para matar la mosca blanca. El resultado final de todo este trabajo es el que véis: la vegetación achicharraíta, que tardará en recuperarse, y los jóvenes árboles, muertos.
No vamos bien, no vamos bien...
No hay comentarios:
Publicar un comentario