Aquí está, brillante, terso y con el frescor del fruto recién cogido del huerto. Y en breves momentos...¡a rebozarse! Este primer calabacín de nuestro huerto nos lo comimos ayer rebozadito, acompañando unas tortillas a la francesa con ajitos y como postres, unas cerecitas del país. Si no fuera por el petardo de mi marido, que necesita comer como una osa embarazada y ha tenido que hacerse unos garbanzos fritos, la comida hoy hubiera sido a COSTE CERO. Sí, yo soy ya casi perfecta en mi autosuficiencia alimentaria...el petardo es mi maridín, que es un tragaldabas...
Aunque lo veáis pequeñito, como en la mata hay cuatro más creciendo, nos hemos permitido coger éste, porque ya teníamos ganas de comer calabacín...y estaba dulce y tiernísimo...
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