Mucha poesía se ha escrito sobre caminos: caminos que se andan, que se hacen al andar y que nos llevan o no a algún sitio...
Pues para caminos, éstos: vaya tela las hormigas. Toda la finca está recorrida por una red de caminos formidable, y ellas los van siguiendo y marcando cada vez más. Si los vamos recorriendo, nos van llevando a una serie de entradas a deliciosas sumidades subterráneas, con misteriosos conos que marcan sus entradas...me gustaría hacerme pequeñita y así entrar en estos túneles misteriosos, que recorren absolutamente todo el subsuelo de la finca.
Es decir, al no labrar, no hemos de pensar que la tierra está poco aireada: al mantener la estructura del suelo, las hormigas pueden expandir y ampliar sus redes subterráneas, de manera que la capa superficial del suelo está oxigenada continuamente. ¡Qué bien! Y además, se dedican a retirar semillas de la superficie, contribuyendo al control, junto con las cabras y las gallinas, de las hierbas de cobertura...¡fantástica cooperación!
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