En tiempos antiguos, cuando no había entidades bancarias, la gente guardaba el dinero en su casa. A veces era el producto de una renta familiar, del trabajo, de una herencia...a veces había que guardarlo por una guerra, bandoleros...los dineros se guardaban enterrados, detrás de una gran piedra, emparedado en un muro...y en ocasiones, si la persona o personas que lo habían guardado morían, la localización del tesoro se perdía...
Se dice que, a veces, en los corrales de gallinas pasaban cosas raras. Por ejemplo, podía ser que al atardecer, especialmente, se viera una especie de bola de fuego, o gallina ígnea, que atravesando el corral, iba a chocar contra una piedra del muro, para desaparecer allí. A veces eran pequeñas luces que, reptando a pocos centímetros del suelo, recorrían márgenes y campos, para desaparecer siempre en un mismo lugar.
Algunas personas han excavado en esos lugares marcados por estas luces...y han encontrado monedas, joyas y otras cosas de valor.
Nosotros estamos atentos a tal fenómeno...aunque de momento, lo más aproximado que tenemos a una gallina de fuego es el gallo Yogui, que va más quemado que el palo de un churrero...detrás de todas las gallinas. Creemos que ya han caído todas...
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