Y sí, al acercarnos vemos el agua transparente y apetecible. Y como soy así de salvatgina, pues adentro que me meto.
He acabado bañándome entera, y la verdad, el agua estaba algo fresquita, pero deja una sensación fantástica en la piel.
Lo único es que al remover el fondo, sube el limo y las raíces de las plantas acuáticas se remueven, dando una sensación algo inquietante de no saber dónde se ponen los pies...¿quizás haya alguna serpientecilla acuática?
Es igual, se está de maravilla y el camino a casa será bien fresquito.
Y hay uno, cubierto también, pero alargado, que ya os enseñé, que es un auténtico spa. Una noche de luna llena, con unas cuantas velillas encendidas dentro, y os aseguro que no tendríamos nada que envidiar al Nirvana...
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