No podemos calificar sino de delicioso el plato de judía tierna que nos hemos comido hoy. Con la patatita hervida, el allioli que hace mi marido con un diente de ajo gigante que hemos arrancado de la tierra para ver cómo estaban las cabezas y el chorrito de aceite de la Sisquella...eran purita agua de lo tiernecitas que están, sin ningún insecticida, sin ningún producto de humana factura en su savia deliciosa, y llenitas las vainas del agua caída estos últimos días...ay ay ay...qué delicia, Dios mío...
Hemos hecho foto, pero como aún no he podido descargar el Ovi Suite de Nokia que necesito para pasarla a este ordenador, no las puedo poner. Resulta que los días de tormenta, en este país de cuento de hadas los repetidores de Movistar se ve que se descogorcian, y el azul 3,5G no sólo desaparece, sino que incluso se transforma en pasito de tortuga, y las descargas que en situaciones normales suponen unos minutos, se transforman en esperas de 3 horas...que evidentemente no voy a tolerar. En fin, paciencia, y que sepáis que las judías tiernas, por las que tanto temía por los últimos y exagerados calores, están exuberantes y deliciosas.
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