sábado, 25 de diciembre de 2010

LAS COSAS POR SU NOMBRE: VAQUEIRA-BERET


Esta tarde estoy algo cáustica. Es que por la radio he oído que, a pesar de la crisis, las estaciones de esquí y los hoteles de las zonas del Pirineo Catalán están al 100% de ocupación. Para los ricos no hay crisis que valga.

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Es de todos conocido que a los pijos (1) y gente de enjundia económica en general , los animales les resultan repelentes. Se salvan de esta tara las gentes de las casas reales, o familias de nobleza heredada a través de generaciones, bien se trate de nobleza de sangre o de nobleza del alma. Estos últimos suelen ser pobres. La gente noble lleva dentro el amor a perros, gatos, y muy especialmente, les reconoceréis por su amor a los caballos. Los pijos nuevos ricos se reconocen con facilidad: basta acercarles un animal, preferentemente un perro, para que les salgan varias alergias, sarpullidos y otras dolencias (2). Por eso, pensar que una mega-chupi-guay estación de esquí se llame Vaqueira, puede resultar abominable. Recuerda a una vaca. Tanto es así, que en los años 70, la estación de esquí favorita de nuestras clases pudientes se llamaba Baqueira-Beret. Sí, Baqueira, con B de burro.

A mí me extrañaba, cuando era pequeña: Vaqueira, ¿no venía de vaca? En esos pastos de alta montaña, en verano hay rebaños de hermosísimas vacas pirenaicas y frisonas, y ovejas a cientos. También hay magníficos caballos. Son tierras de tradición milenaria en pastoreo, ya presente desde que gentes de lengua vasca transitaban de un lado a otro de los Pirineos, pero no de norte a sur, sino transversalmente, haciendo de esta magnífica cordillera una de las tierras más vivas y hermosas de la Península. Allí han dejado la huella de su lengua en topónimos como Lladorre, Sorre, Llessui, Bernui, Escalarre, Aran y muchos más. También perduran rasgos físicos en la gente de hoy, unos sorprendentes ojos azules en caras de tez blanca, enrojecida por el sol y el aire de las tierras altas. Estas gentes eran pastores, y así ha perdurado su manera de vivir, hasta los días de hoy, reacios a desaparecer, arraigados a las piedras de la montaña, como sus ganados.

En fin, no es por molestar, pero es menester recordarles a los megapijos que, debajo de los 70 cm de nieve polvo de las pistas negras, rojas, azules y verdes, hay unas enormes, circulares y maravillosas mierdas de vaca, en diferentes fases de descomposición. Uala¡¡¡¡ ¡No me lo puedo creer!

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(1)Que conste que durante mi vida he conocido unos cuantos pijos. He de reconocer que dentro de este grupo, aunque aquejados de la tara de la fobia a los animales, se encuentran algunas personas maravillosas: hay que ser justos. En el grupo de los nuevos ricos, sin embargo, el 100% son un incordio, ellos y sus malcriados hijos.

(2)Evidentemente, quedan fuera de esta consideración negativa aquellas personas que realmente sufren estas dolencias.

En la foto: ¡Quita esos bichos de dentro de casa, Borja Mari, que me da un vahído!

2 comentarios:

Carola dijo...

Ay lo que me he reido con esta entrada! jajajjajajajajajajjaajja y es verdad, he observado eso que dices de los animales y algunas personas.... una lastima, ellos se lo pierden no? jjajajajajaj muy bueno

Robin dijo...

En el fondo esta gente es encantadora. Lo que pasa es que les han educado pensando que el mundo está hecho sólo para los seres humanos. El resto no existe. Uala¡