Mi abuela María era de Murcia, de Perín, cerca de Lorca. Vivía con nosotros en Barcelona. Y cuando veía nevar, cosa muy difícil en la ciudad condal, enseguida nos decía: !Corre, corre, coge nieve y ponla en una botella, y antes de que se deshaga, échale aceite y agita, que sirve para cuando te quemas¡
Aparentemente, mi abuela le daba mucha importancia al hecho de que el agua fuera de la nieve derretida: alguna propiedad esconde quizá la nieve en su estructura molecular que influye de alguna manera en el aceite; la verdad es que cuando agitabas, se formaba una emulsión, pero al deshacerse la nieve, quedaba el aceite separado del agua, como siempre. No sé, ella tampoco lo sabía explicar, pero siempre lo decía: si te quemas, agitas la mezcla, y te la pones en la quemadura. Aquí dejo el remedio, para que quede constancia de él.
De hecho, la mezcla de aceite y agua es un excelente hidratante de la piel. Pero no sé encontrar explicación a que mi abuela diera tanta importancia a que el agua fuera de la nieve.
No hay comentarios:
Publicar un comentario