domingo, 12 de diciembre de 2010

LA FAMILIA


Hoy ha venido a visitarnos la familia de mi marido: sus padres y su hermano. La mujer y los hijos de mi cuñado no han podido venir, debido a una indisposición, afortunadamente leve, del mayor de mis tres sobrinitos.
Mi cuñado me ha confesado que no habían venido antes porque temían que lo que se ve en el blog estuviera trucadillo, como si fuera un decorado de cine, y que tal vez estábamos viviendo en la indigencia. Dado que una impresión así hubiese resultado fatal para mis suegros, estaban dilatando en el tiempo el momento de la visita.
Una vez comprobado que el lugar es habitable, han dado su bendición papal. Realmente parecían muy contentos. Nos han obsequiado con jerseys y turrones, que nos irán muy bien ambas cosas para las próximas fiestas navideñas.
Me encanta hablar con mi cuñado. Desde que le conocí hace quince años, me resultó una persona con la que se pueden aprender cosas dialogando. Tiene ese punto de inteligencia sutil que tanto me gusta, aliñada con buenas dosis de sentido del humor. Es un empresario joven, que se lo está currando, y recientemente ha tenido que superar cierta situación empresarial muy delicada. Es un triunfador. 37 añitos tiene la criatura. Mientras hablaba hoy con él, me ha venido a la mente este nombre: Mordred, que en sajón antiguo significa Astuto consejero.
Al final de la visita, hemos hecho unas fotos. Mi cuñado me ha dicho que prefería mantener el anonimato. Y cual ha sido mi sorpresa cuando, al realizar una foto un poco al azar, justamente en la zona del olivo mágico (donde se pilla mejor internet, ver la entrada Apariciones marianas), compruebo que mi cuñado aparece como bendecido por este rayo luminoso que proviene de las alturas...
Y al final de la visita, aparte de los abrazos y besos, se ha despedido de mí con el saludo masón...
Uy, uy, uy, esto se pone interesante...

2 comentarios:

Machingo dijo...

Me alegro que ayas recibido la visita de la familia.
Un saludo

Robin dijo...

Gracias Machingo. Lo que pasa que ayer me quedé preocupada. Mis suegros están bajos de moral, dicen que se ven viejos. La gente mayor en las ciudades lo pasa mal. Están mucho tiempo comiéndose el coco. Mi suegro especialmente, tiene 80 años y está bastante bajo de ánimo. En los pueblos es diferente, ves gente con 90 y están vitales (la mayoría). Se reúnen más, se ven por la calle, van al huerto...no sé, estamos preocupados.