Hoy ha hecho muy buen día, así que he aprovechado para regar el huerto y preparar la tierra para los futuros semilleros. Las habas, a pesar de las bajas temperaturas de estos días, aguantan muy bien.
Para preparar la tierra, voy a usar tres cosas:
-un saco de tierra de la más barata que he encontrado en la tienda. Esta tierra simplemente nos dará materia para esponjar, mejorando el drenaje y evitando encharcamientos, a los cuales son muy susceptibles las semillas.
-leonardita, que es humus fósil, que nos trajo Mika. El humus podéis conseguirlo yendo al bosque más cercano y recogiendo la capa superficial de la tierra en algún claro, pero cuidando de no arrasar la zona cual caballo de Atila.
-tierra de la finca. Es esencial que la tierra que preparéis, aunque sea esponjosa y tenga enmiendas para hacerla más nutritiva, contenga una buena parte de la tierra en la que luego se plantarán los plantones, ya que así nos aseguramos una buena adaptación y enraizamiento: la planta no extrañará la tierra del huerto. En nuestro caso, he aprovechado una zona donde hace un tiempo hicimos una hoguera para quemar rastrojos, de manera que la tierra lleva ya incorporada una buena cantidad de ceniza, y por lo tanto, de minerales.
La proporción de cada uno de los elementos que debemos utilizar nos la indicará el aspecto y la textura que vayamos obteniendo al mezclarlos. Hay que removerlos bien, que se mezclen cuanto más mejor. Las manos son la mejor herramienta para hacer este trabajo. Finalmente obtenemos un sustrato rico y esponjoso, que esperará hasta el momento de la plantación de nuestras semillas.
Yo prefiero prepararlo con tiempo, para que los microorganismos del suelo empiecen a funcionar y maduren el sustrato.
1 comentario:
Robin, yo también quiero hacer algo lo mas parecido a lo que tu estas haciendo.Con alguna excepción, claro pero lo de las cenizas lo había pasado por alto. Haber si no me encanto y lo preparo antes de finalizar el año.
Un saludo.
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