domingo, 26 de diciembre de 2010

GALLINAS CAMPERAS


Al fin he conseguido que mi marido venza el miedo a dejar las gallinas sueltas por la finca. Salen cuando abrimos el corral para que pasten las cabras, y ¡anda que no disfrutan! Ya no se van al bosque, no se alejan del entorno del corral. De vez en cuando, entran a beber agua, y se les ve un buche bien lleno. Persiguen a todo bicho viviente. Lo mejor de todo es que ni los perros ni los gatos les hacen nada, así que hay armonía. Además, el clan gallináceo se hace respetar, porque si un perro se les queda mirando a los ojos con curiosidad, ellas no se achican, y se quedan quietas y con los ojos fijos en el can, que finalmente opta por dar media vuelta y salvarse así de una posible picada. En cuanto empieza a anochecer, todas para dentro del gallinero, y a dormir.

2 comentarios:

Mika dijo...

Kira, lo llevas claro...
Es que tiene cara de que no le hace nada de gracia que la tengan a raya, juajuajua :D

Robin dijo...

Hace unos cuantos años, Kira cogió una gallina que andaba suelta por el jardín: no le hizo gran cosa, pero la gallina, del susto,se nos murió en las manos. Del cabreo que cogimos aquel día debe guardar recuerdo en su cerebro, porque nunca más ha hecho la más mínima intención de coger ninguna.