Seguimos dándole al techo. La verdad es que es un trabajo laborioso, porque tenemos que subir a los bancales de arriba de la finca, donde en verano limpiamos de romeros y pinchos unos olivos olvidados, e ir bajando a brazadas las ramas secas. Con la carretilla no podemos subir, porque hay unas plantas que pinchan la rueda. O sea, que a cuestas. Luego, una vez las ramas arregladas y puestas en fajos, se las doy a mi marido, que las va colocando entrelazadas. Además, estamos poniendo unas piedras planas encima, para dar más consistencia. Las piedras también hay que ir a buscarlas, aunque esta vez con la carretilla. En fin, que hoy toca una buena comilona, porque aunque veáis fotos bucólicas de descanso pastoril...luego vuelve el trabajo, que en la vida autosuf, os aseguro que se trabaja tres veces más que en la vida normal. Eso sí, lo haces porque quieres, y cuando quieres. A gusto.
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