Las euforbiáceas son las plantas que todos conocemos por lechetreznas, esas simpáticas y pringosas plantitas de hojas algo suculentas que al romperlas exudan un látex blanco. Este látex es venenoso. Por eso nuestras amigas cabras se limitan a mirarlas, como véis en la foto.
La mayoría de euforbiáceas en estas latitudes suelen ser pequeñas y poco aparentes, aunque aquí tenéis una que se me ha ocurrido que no quedaría mal en un jardín anti-cabras. El porte es alto, y tiene una buena combinación de verde y anaranjado. Cuando florezca podré averiguar qué especie es. La catalogo como planta peligrosa, pero si tenéis niños pequeños, basta con que les expliquéis que no se deben comer, y mejor no tocarlas, porque algunas tienen un látex que puede irritar la piel y los ojos, como le pasó una vez a mi primo David, que vaya susto nos dió: se le pusieron los ojos rojos como tomates después de tocárselos al haber manipulado una lechetrezna. Aunque inmediatamente lavados con agua abundante, el peligro quedó neutralizado.
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