Esta mañana al amanecer hemos oído unos balidos de bebé: pensábamos que había nacido el cabrito de Chivita...¡pero era Onga,que se había enganchado la boca en un cierre del corral! Hemos saltado rápidamente de la cama, entrando enseguida en el corral, y mientras mi marido la sujetaba, yo he podido quitarle el gancho de la boquita...uf..., menos mal, no ha pasado nada. Se ha dejado coger, respiraba fuerte porque estaba asustadita, pero unos besos y unas carantoñas, ¡y a mamar!
Es importante cuando se tienen animales estar el máximo tiempo disponible con ellos sobre todo si son pequeños...una actuación rápida por nuestra parte nos libra de males mayores.
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