Hoy en día, la sarna no es una enfermedad muy habitual en las personas. Pero sí se encuentra en animales. Sin ir más lejos, en la urbanización donde vivíamos había un grupo de perros abandonados, a los que la gente daba de comer. Vivían dentro del bosque, en la parte más alta de la montaña. Y algunos de ellos estaban sarnosos.
Hay medicinas muy eficaces para combatir los ácaros de la sarna. Pero de todas maneras explicaré un remedio que yo no he tenido que probar, pero que puede ser de utilidad en alguna situación comprometida donde no tengamos acceso a los fármacos adecuados.
Nuestra protagonista es la hiedra, presente casi en todas partes. Aquí la tenéis trepando por una roca. Es interesante saber que la hiedra es venenosa para los humanos si se ingiere en ciertas cantidades, aunque se usa como planta medicinal. Son especialmente tóxicas sus bayas negras, pero como siempre, no para todos: las cabras se las comen que es un portento (son las mejores tallasetos del mundo) y también algunos pájaros, como el tordo y las chovas. En cambio, si se las come un canario...RIP.
El remedio es de uso externo. Se tiene que coger un puñado de hojas de hiedra, trocearlas y ponerlas en maceración durante 24 horas en un litro de vinagre de vino (el normal). Luego se filtra y se aplica en la zona enferma, dos veces al día, en compresas, mañana y noche. Se repite el tratamiento durante una semana. Si se ve que escuece mucho, puede diluirse un poco en agua.
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