Bueno. Regresamos una vez más de otro palizón con las cabras. Dios mío, no siento las piernas...esta vez se nos ha ocurrido intentar encontrar los restos de una calzada romana que Fernando y David nos han dicho que hay hacia el este.
Bueno...la calzada romana no la hemos encontrado, como es normal, pero hemos llegado a una zona muy interesante; hemos encontrado otro pozo en la zona del barranco, y con agua, o sea, que por el barranco pasa un acuífero. El día, hoy, una vez más, era espléndido, así que hemos vuelto requemados, como los pastores de verdad del Pirineo. Un recuerdo para el pastor de Castellar de N´Hug, con el que tuvimos la suerte de compartir una agradable conversación hace ya varios años, y que murió al caerle un rayo un verano por las montañas del Coll de la Creueta.
Pues requemados como pastores de verdad, sin calzada romana, pero con otro pozo en nuestro haber y con unos preciosos esquejes de avellano, que hemos traído con gran cariño y que ya están plantados; los avellanos, además, son árboles sagrados para los antiguos celtas, y con sus ramas se hacen varitas adivinatorias y de zahorí. Lo tiene todo, el amigo avellano. Lástima que las avellanas turcas y marroquíes salgan tiradas de precio, y no sea rentable su cultivo en nuestro país (¿hay algo rentable para cultivar en nuestra bendita península celtíbera?). La gracia del avellano es que es un arbusto, y cada año da muchas ramitas laterales que nacen en su base, pero con raíz propia, así que estirando con algo de fuerza de las más externas, las puedes sacar de la tierra con bastante facilidad. Un buen rato hidratándose en un cubo con agua, un agujero en la tierra, un alcorque y una regadita, y a medrar...
1 comentario:
robin pq no intentais hacer un pozo en vuestra finca a ver si encontrais agua, seria un gran paso.
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