Hace mucho frío. Así que hemos declarado el estado el alarma, como nuestro gobierno de España en el día de hoy a causa del caos de los aeropuertos, y hemos suspendido la recogida de olivas, porque aunque te pongas el tabardo más grueso y con capucha esquimal, te quedas helado. Ni en el sol se está bien hoy. El aire es completamente gélido. Y eso que no hace viento, menos mal, porque si no ya no se podría salir de casa. Por lo tanto, hay que reponer calorías de forma inmediata.
Nada mejor que un estofado de lentejas con cebolla, beicon, y pimiento picante. Acompañado, claro está, de un allioli bien cargadito de ajo y aceite, y el pan tostado en la estufa de leña. Sólo hay dos rebanaditas, porque antes de hacer la foto ya nos habíamos metido otras tantas entre pecho y espalda.
De postres, naranjas valencianas y en mi caso, manzanas que guardé del experimento de la sidra, y que desde entonces aún se conservan bien. Es que si hace mucho frío, a mí la naranja me da más frío aún...
Luego cafecito y pipa de hojas de nogal. Ya puede hacer frío.
El que está mejor es el gato Coco, en el rincón al lado de la estufa. El que sabe, sabe...
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