Onga ya está a tope de energía, y nos acompaña en las salidas de pastoreo. La niña está como una cabra, no podía ser de otra manera, y se sube por los márgenes más altos, las piedras más grandes y por todos los bordes de los muros de piedra más peligrosos. Tan pequeñaja, y desborda energía...su padre Peque de pequeño era una especie de Niño Jesús, estaba casi siempre sentadito, y cuando entrabas en el corral se dejaba coger en brazos y le gustaba que le dieran besitos. Esta niña es salvajina, y no quiere que la manoseen. No le gusta que la cojan en brazos y los humanoides le resultamos abominosos. Aquí la tenéis, a modo de amenazante cabra de El día de la bestia a punto de saltar al suelo desde esta roca. Su madre la mira y no se lo cree. Y nosotros tampoco.
1 comentario:
pues onga es igualita que mi hija! jajaja tampoco le gusta que la cojan, ni la manoseen... solo cuando quiere pitet!
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