Dentro de esta construcción encontramos un rincón donde se hacía fuego, un espacio reducido pero habitable y diversas piezas de hierro, que servían para colgar cosas del techo o de la pared. Seguramente, excavando el suelo se hallarían algunas piezas interesantes. Pero nosotros no llevamos ninguna herramienta adecuada a tal fin, así que aquí quedará el misterio de lo que podíamos encontrar. Tal vez en otra ocasión, porque las cabras se ponen nerviosas si están mucho rato en un sitio que no conocen: empiezan a balar inquietas, ¡quieren movimiento! Por supuesto, Tanit se mete en todos los recovecos, y Peque, siempre, tiene que ser el primero en entrar...
En el exterior hay un mini-cocún para recoger agua, cubierto aún con las losas que lo protegen de la evaporación. Como no podía ser de otra manera, se ve también el culo de Peque, que está en todos los fregaos.
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