Cerca de nuestra finca hemos encontrado un pino que va por el camino de ser también gigante. El árbol tiene dos brazos que salen retorcidos de la tierra, y uno de ellos luego se ramifica en dos, de manera que tiene tres ramas enormes, que luego se van dividiendo hasta formar una gran copa. Su forma es tal que sirve de asiento. En él nos hemos apoyado un ratillo mientras las niñas pasturaban. Luego Tanit lo ha usado como promontorio. Es un lugar muy agradable; en general, todos los sitios donde crecen árboles gigantes tienen una cosa especial. Se nota un bienestar.
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