Aunque a causa de mi muela rota me había enfadado con las mazorcas de maíz, he decidido que les daré una nueva oportunidad: no es culpa suya, es que soy torpe; a quien se le ocurre cogerlas tan duras. Así que vamos a por las más tiernas, y las duritas, las colgaremos para que acaben de secarse y las cocinaremos de otra manera.
Aquí de momento, están las que nos comimos ayer, como acompañamiento de los ardores carnívoros de mi maridín, que bajó a Flix y compró estas hamburguesas, necesarias para mantener su vigor; que así sea, ya que el otro día me dijo que estaba un poco exprimido...frenaré pues mis ardores, y le alimentaré con maíz y carne, cual víctima propiciatoria presta al sacrificio...
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