Bingo. Soy de lo mejorcito, así, sin más. Efectivamente, tal y como propuse en mi hipótesis, los almendros se vuelven amargos por las lesiones que sufren al recolectar las almendras con tanto varapalo. Tanto fustigamiento hace que se vuelvan malos...
Agradecimientos para Edgardo González de la Pontificia Universidad Católica de Chile y su trabajo Efecto alelopático de glucósidos cianogénicos sobre plantas de Nemaguard de junio de 2003.
Ahí va el dato:
Una visión general de las especies cianogénicas, es que requieren de un daño o una infección en sus tejidos para iniciar un catabolismo de gran escala de estos glucósidos a HCN, glucosa y benzaldehído. Por el contrario, se acepta que las plantas sin lesiones escapan de una cianogénesis espontánea...
www.faif.puc.cl/biblioteca/pdf/EdgardoGonzalez.pdf
Así que hemos resuelto otro misterio. ¡Somos fantásticos!
Y eso sí: a ver cómo hacemos para convencer a la gente de que según tratemos a nuestros semejantes, así nos tratarán ellos. Está muy bien eso de hacer más llevadero el trabajo con métodos que nos permitan ir más rápido (recordad: más rápido, más rápido, la eterna obsesión capitalista) pero...la naturaleza quiere otra cosa.
Y esto no sólo vale para otros seres...vale para humanos también. No nos fustiguemos...no vale la pena. Sólo conseguiremos volvernos amargos.
Aunque bueno...un par de latigacillos así, consentidos y en determinadas circunstancias...¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡mmmm que me pierdo!!!!.
-Entonces, Robin, la gente que parece buena y de repente se vuelve mala...
-Eso, Xènius, ya es otro misterio. Y ese...ahí puedes encontrar cosas que no deseas...
-¿El Príncipe de las Tinieblas?
-Llamémosle el lado oscuro del azar dirigido. No todo va a ser el bien en este mundo...te recuerdo que la existencia del Diablo es plenamente aceptada por la Iglesia Católica...yo por si acaso, este fin de semana me voy a Madrid, a ver si el Papa Benedicto me bendice...
-Yo no iría. Recuerda a Jacques de Molay...
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