miércoles, 12 de enero de 2011

LA MISTICA DE LA SEMILLA

Como es normal, mientras estaba haciendo el plantel, con el cerebro en modo piloto automático siempre se me ocurren cosas.
Mientras enterraba cada una de las semillas en su casilla, pensaba en la gente que he conocido, bastantes personas que hablando de sus profesiones me decían: sí, yo estudié tal o cual cosa, para cambiar el mundo...yo cuando era joven, quería cambiar el mundo...pero no puede ser. Después de decir esto, se quedaban tristes un ratito.
Cojo una semilla con las pinzas, la meto en la tierra...No, el problema no está bien planteado. No se trata de cambiar el mundo, sino de hacer el mundo...
La idea de cambiar lleva implícita una insatisfacción inicial: algo se cambia porque no nos gusta cómo está. Es una de esas nociones de futuro que tanto le gustan a nuestra sociedad, de premio en el tiempo, de objetivo. Pues no señor. Yo quiero nociones de presente. No quiero cambiar el mundo: voy a hacerlo.
Más semillas enterradas...vida latente. ¡Claro! Con lo que yo estoy haciendo ahora, estoy dispensando vida...estoy actuando sobre el mundo. Las fuerzas vitales que encierran las semillas despertarán porque yo les estoy dando la posibilidad de hacerlo. Y además, es una fuerza dispensadora buena: igual que las estoy plantando, podía tirarlas a la estufa, para que se quemaran y murieran. Pero no es el caso: es una extensión del Bien, de la fuerza creadora y renovadora.
Y tú, que estás leyendo esto ahora, estás haciendo el mundo...

Pues con esta mística reflexión que aquí os dejo, pensad que todos vuestros actos son actos de creación, del ahora. O sea, que los objetivos empresariales, laborales y demás zarandajas sobre recompensas celestes las dejáis a un ladito, (ya pensaréis sobre ellas en otro momento) y os ponéis a plantar, como hacen un montón de gente que, siendo conscientes o no de ello, están haciendo el mundo a cada momento. ¿No es curioso que esté prosperando a toda máquina la inquietud de la gente urbana por los huertos en el balcón, los macetohuertos, los huertos urbanos? No se trata solamente de ahorro económico, ya me diréis qué se puede ahorrar plantando tres tomateras y dos pimientos en tetrabriks en un balcón de 2 metros cuadrados; se trata de que esas personas sienten la necesidad imperiosa de hacer algo más que trabajar y comprar, ganar dinero para gastarlo al día siguiente, ver la tele y consumir, y esperar una recompensa futura. Tienen la necesidad de sentirse creadores de ahora, hacedores del mundo. Una acción suya tiene una repercusión inmediata: la semilla plantada y regada empieza inmediatamente a salir de su latencia. La gente está empezando a darse cuenta de que son, no sólo de que están.

(Eso sí, no os olvidéis de entrar el plantel por la noche, no sea que las semillas se hielen y las fuerzas universales se estén carcajeando de nosotros durante un par de milenios...)

2 comentarios:

Celina dijo...

GUE BONITAS PALABRAS MUJER CUANDO UNO TIENE UNA PLANTITA CON SUS CHILITOS O TOMATES GUE HORGULLO SE SIENTE GUE NUESTRAS MANOS PUEDAN ASER ESO I NO TE LO GUIERES COMER PORGUE SE LO GUIERES ENSENAR ALAS PERSONAS GUE TODO ES POSIBLE TRABAJANDO LA TIERRA YO TENGO ALMA DE VIEJA MIS ABUELOS FUERON GRANDES AGRICULTORES PERO YA SE FUERON DE ESTE MUNDO Y DE ELLOS APRENDI COMO LABRAR LA TIERRA SALUDOS Y GUE DIOS VENDIGA TUS MANOS PARA GUE SIGAS COSECHANDO

Robin dijo...

Y que Dios te bendiga a tí, Celina, la niña del alma de vieja. Guarda como un tesoro tus conocimientos sobre cómo cultivar la tierra. Quizás se necesiten.