miércoles, 3 de agosto de 2011

EXCURSION SUICIDA (II)

Llegamos al aprisco perdido. Las cabras se lo pasan tan bien...Tanit investiga los recovecos, con la ventaja de su pequeño tamaño. El lugar es sitio de reposo para jabalís y otras bestiecillas, puesto que el suelo de tierra está removido y excavado, dando muestras de que las fierecillas se revuelcan con gozo en esta tierra suelta. Parece una pista de tenis tipo Roland Garros.
El peligro viene cuando nuestras triscantes amigas se van arriba: de repente, empiezan a caer piedras desde el borde. Un poco más y a mi maridín lo descabezan.
Empezamos a tener sed...y vamos sin agua. Pero un poco más al sur hay un cocún para los animales. Allí que nos vamos. Nosotros, a sufrir por descuidados. Pero ellos, ni pensarlo.

De momento, en el día de hoy, seguimos sin síntoma alguno de tripas dañadas. Esto va bien...esperaremos 12 horas más antes de cantar victoria...

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