Hemos esperado a la madurez de las plantas de colza para recoger las semillas. ¡Son tan pequeñitas! Parecen mini-balines de enanitos. Pero vale la pena, porque ahora tengo un bote pequeño de cristal lleno de estas oleáceas semillitas, que me permitirá el año que viene hacer un buen bancal de estas crucíferas. Es magnífico, porque realmente crecen en condiciones bastante desfavorables. Y pueden usarse, como ya os comenté, de forraje para los animales y comida para los humanos. La hoja es más dura que la de la col, pero es muy sabrosa. Eso sí, hay que tener paciencia para recolectar las pequeñas semillas. Es conveniente coger las vainas con cuidado, porque cuando ya están maduras se abren con un suspiro, y meterlas dentro de una bolsa. Apretar con las manos, y las vainas dejan escapar su delicioso contenido. Siempre se escapa alguna, pero bueno, qué le vamos a hacer. Se la comerán los pájaros o el viento se la llevará a germinar a otros horizontes. C'est la vie!
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